martes, 20 de marzo de 2012

El pozo de la señorita soledad...

El fango de la soledad lentamente va absorbiendo, todo se pierde en su remolino infinito y negro, una vez comienza nunca se detiene y todo lo que una vez lo toco acabo en su interior. Cada vez se cae mas rápido, mas profundo, mas oscuro, mas desesperante, mas cerca del horror, mas cerca del espejo.

Da igual patalear o aferrarte a lo que crees una amistad, intentar encontrar una cuerda con la cual salir de la soledad, es tan difícil como encontrar un haz de luz en una noche velada por las nubes y sin estrellas, ni luna, es como intentar atrapar el humo.

En el fondo de la soledad esta el espejo, ese espejo, donde te ves reflejado y tu sombra te devuelve una mueca, una sombra de errores, de defectos, una sombra que te increpa, que se burla de ti, que te hace ver que no vales nada, por que no hay nada valioso en ti.

Y cuando te crees que la tu sombra tiene razón, que no hay nada bueno, llega el miedo, puede que tu mal sea la soledad pero aun debes vivir en sociedad.

El temor a que vean, tu verdadero rostro, el rostro de tu sombra, ese rostro desfigurado, lleno de imperfecciones y que te devolvió la mueca desde el otro lado del espejo.

Y tienes miedo, siempre, el terror es tu compañero en el camino, el silencio tu cómplice y la soledad...

La soledad siempre sera la que te susurre con los labios de tu sombra lo horrible que eres y lo poco que mereces seguir respirando.


Y por mucho que te insistan en lo contrario es muy difícil no hacer caso a ese susurro permanente, a ese sentimiento de eterna soledad y de que no debes estar.